martes, 7 de junio de 2011

Pelos

Hoy, me apetece ponerme escatológico. Pero no mucho. Solo un poco. Tranquilos, lectores, lectoras y wookies con estudios, que no me excederé. No hablaré ni de mojones ni de vómitos en todas sus vertientes. Solo quiero hacerle un homenaje a las vibrisas, esa parte de nuestra anatomía tan despreciada, pero a la vez tan necesaria. Incluso cuando te puedes hacer rastas en la nariz, son bellas. Si no fuese por ellas, y su capacidad de capturar toda la polución que nos ataca constantemente en el entorno, habría gente sufriría de inanición galopante.
Quiero dedicarles esta poesía, de rima y métrica libre; pero llena de sentimiento.

¡Oh, vibrisas!, ¡oh, vibrisas!,
tu nombre, me da risa.
Pero no así tu buen hacer,
que nos ayuda desde el nacer.

Vellos naturales,
algunas veces de tamaños sobrenaturales,
nos protegen de la polución
y también de la corrupción

¡Oh, vibrisas!, ¡oh, vibrisas!,
tu nombre, me da risa.
pero no así tu labor,
que nos ayuda con el olor.

Los tienen los niños,
de narices medianas,
también los ancianos,
evolucionadas a lianas.

¡Oh, vibrisas!, ¡oh, vibrisas!,
tu nombre, me da risa.
pero no así tu color,
similar a los de que no les da el sol.

Gracias.


Ale, a cuidarse!

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