Era un huevo frito, pero no uno cualquiera. De noble cuna, hijo de una larga estirpe de huevos dobles, incluso su padre, con puntilla. Pero él había nacido tullido, con una sola yema y ademas, rota. Su padre, orgulloso, no podía echarle del castillo, pero las miradas frías que le dedicaba cuando coincidían en el gran salón hacían que el dolor que sentía se acrecentase día a día. "Desde tiempos inmemoriales, nos hemos casado con chorizos y chistorras para crear almuerzos contundentes", eran palabras constantes en las pocas veces en las que su padre se dignaba a hablarle. Por eso, no es de extrañar que su corazón se llenase de gozo cuando se entero que su hijo, al entrar en la pubertad, había decidido tomar los hábitos y convertirse en monje huevil itinerante. Así, es como llegó a China, tras un camino plagado de aventuras. Allí conoció a una plantación de arroz con la que se casó, abandonando los hábitos de una manera no muy oficial, y como eran unos guarretes, se bañaban en tomate.
Amen.
Ale...a cuidarse!
miércoles, 24 de agosto de 2011
sábado, 20 de agosto de 2011
Playmobils asesinos
El mundo del cine ha hecho mucho mal. O más que el propio cine, los señores del ministerio que decidían para quien era apta la película o no. A mi, me toco estar mas de una noche sin dormir. Tras el estreno de Toy Story, todo el mundo parecía subirse al carro de los juguetes que cobran vida, y claro, si Toy Story era apta para todos los públicos, como no lo iban a ser otras en las que los pequeños muñecos también cobraban vida, era de lógica el argumento, a priori, era el mismo. Salvando las diferencias con "El muñeco diabólico", hay otra película en la que los monigotes de plástico, acojonan. Esa película es "Pequeños guerreros", película en la que unas figuras de acción sufren algún síndrome extraño y les antoja montar la tercera guerra mundial organizando un genocidio...¡y todo sin salir de casa!
Si con Toy Story me encontraba jugando de manera lamentable al chocolate inglés, tras ver este largometraje, me dedique a jugar con barbies.
Ale...a cuidarse!
Si con Toy Story me encontraba jugando de manera lamentable al chocolate inglés, tras ver este largometraje, me dedique a jugar con barbies.
Ale...a cuidarse!
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